En enero, cuando decidí publicar mi deseo por una muerte digna, no sabía muy bien cómo hacerlo, mis redes eran privadas y con muy pocos seguidores y contactos, ni siquiera usaba fotos de perfil. Pero cuando llegó el día de la primera entrega y recibí mucha acogida y apoyo de mi entorno, fue inmediato y era necesario poner todo en modo público para que, los que quieran, puedan difundir y compartir. Desde entonces todo ha sido maravilloso. He conocido a personas con una sensibilidad y empatía increíbles que me han ayudado a sacar adelante este proyecto. Además, me he «reencontrado» con amigas y la relación con ellas ahora es muy fuerte y auténtica.
¿Alguien se apartó? Sí, justamente a quien le había dado mi amor, mi cuerpo-avergonzado, mis ganas y gemidos. Y ahora sé que en realidad no era amor. Es curioso, creía que era feliz y ahora, a la distancia, ya puedo ver que tuve que escribir sobre mí para recuperar mi cuerpo y apropiarme de él. Nunca había sido dueña de mi piel tanto como lo soy ahora. Y parte de ese proceso previo a escribir, fue que me fotografíen. Lo mejor de ser fotografiada, es saber qué me gusta y qué no me gusta de mí. Me gusta mostrar mi cuerpo pero además me impresiona cuando logran capturar alguna mirada que no sabía que tenía.
Muestro mi cuerpo porque lo siento como material literario. Igual que con la escritura es lo más auténtico que tengo. Estas dos armas me han trasformado en una mujer libre y sin-vergüenza. Y de eso ya no se vuelve. Ya no hay retroceso. Cuando una mujer se apropia de su cuerpo y de su deseo ya nada la detiene. Pero cuando una mujer con condiciones físicas limitadas y, con dos dispositivos extraños en su cuerpo, se exhibe, puede llegar a interpelar, incomodar y generar censura y rechazo. Porque para la sociedad una mujer con discapacidad es asexuada, sin deseo y no es una mujer sino una niña.
Una mujer en mi condición es ideada bajo los estereotipos más conservadores y censurables. Así que no me sorprende si recibo algún comentario malintencionado de un desconocido como este:

Y además, entiendo lo que puedo generar en esa persona a la que pensé que amé: es «demasiada información», era mejor para él (y para mí) no saber todo de mí, y ahora que no hay misterio ya se le fueron sus ganas y prefiere no ver. A diferencia de él, ya no tengo nada que esconder y puedo contar a todo el mundo que en el peor de mis instantes, fui la otra.
Foto de encabezado: Paula Virreira
Anita, tu foto es arte, no falta gente enferma con comentarios fuera de tono que lo único que consiguen es mostrar la parte de animal irracional que tienen, esa gente pierde. Sigue adelante, siempre con las personas que suman. Cariños 😘
Me gustaMe gusta
Preciosa Ana, que bueno que existan estos canales de comunicación que permitan conocer seres maravillosos como tú…apoyo y respeto tus decisiones, esa lucha también es un poquito la lucha de todos los que te seguimos…No hagas caso a esos comentarios que no suman…es una hermosa foto la que acompaña el post de hoy…. 🙂
Me gustaMe gusta
Anita, contigo siempre, siempre… te quiero muchísimo
Me gustaMe gusta
suerte en tus objetivos, eres una guerrera, y yo ahogandome en un vaso de agua x cosas q tienen solucion,
Me gustaMe gusta
Ana eres una estupenda mujer, hoy vi tu caso en la tele, y te busque en Facebook y empecé a seguirte tienes un nombre muy hermoso y como tú dices es corto, pero encierra tanta fuerza como la que debe tener una reina. Espero puedas conseguir lo que estás deseando aunque desde hoy elevaré mis oraciones para que ese segundo nombre se haga realidad …Milagros.
Me gustaMe gusta
Ana.
Ví la noticia por un portal de información masiva. Me llevó a tus escritos. Me encanta tu narrativa hay una conciencia muy densa y trascendente, estas en otro nivel. Me gustaría conversar contigo estoy en Lima. Sería una experiencia de vida poder platicar contigo cosas de la vida y literatura. Dadme esa oportunidad.
Whatsapp;+51 981 352 193
Me gustaMe gusta
Ana no te conozco pero te mando muchas fuerzas en tu lucha. Escribes lindo, tus palabras resuenan en mi.
Abracitos 🙂
Me gustaMe gusta